Una corriente oceánica o marina es un movimiento de traslación, continuado y permanente de una masa de agua determinada de los océanos y, en menor grado, de los mares más extensos. Estas corrientes tienen multitud de causas, principalmente, el movimiento de rotación terrestre (que actúa de manera distinta y hasta opuesta en el fondo del océano y en la superficie) y por los vientos constantes o planetarios, así como la configuración de las costas y la ubicación de los continentes.
Origen
Los patrones de circulación de las aguas oceánicas se originan por una compleja síntesis de fuerzas que actúan de forma diversa y variable en el tiempo y en el espacio, siendo las más importantes de estas fuerzas: el movimiento de rotación terrestre, la configuración del fondo submarino, la forma de las costas y su influencia en la dirección de las corrientes, la desigual absorción y transporte de calor por la radiación solar absorbida por las aguas marinas, la influencia mutua entre las corrientes marinas y los vientos, la desviación de las corrientes debido al efecto de Coriolis (que, a su vez, también se debe a los efectos de la rotación terrestre), etc.
Los movimientos según la temperatura
Una clasificación sugerida de estos movimientos proviene del tipo de corriente que se desplaza por la masa de agua:
Cálida: flujo de las aguas superficiales de los océanos que tiene su origen en las aguas cálidas de la Zona Intertropical y se dirige, a partir de las costas orientales de los continentes hacia las latitudes medias y altas en dirección contraria a la rotación terrestre, como por ejemplo la Corriente del Golfo o la de Kuroshio o Corriente del Japón.
Fría: flujo de agua en el interior de los océanos que tiene su origen en las aguas frías de las grandes profundidades de las latitudes medias y altas, en las costas occidentales de los
continentes y se dirigen hacia el este debido al movimiento de rotación terrestre. Ejemplos de corrientes frías: la de Canarias, la de Benguela, la de Humboldt o de Perú, la de California, la de Oyashio y la de Groenlandia o corriente del Labrador, todas ellas desde las costas occidentales de los continentes (excepto el caso de la Corriente del Labrador que tiene unas características especiales).
Mixta: algunas corrientes que surgen en las costas occidentales de los continentes en las zonas próximas a los trópicos se desplazan hacia el este como corrientes frías pero, en la medida en que se desplazan por los océanos más amplios, se van calentando superficialmente y se convierten en cálidas. Por ejemplo, las corrientes de Canarias y de Benguela, que son de aguas frías, se transforman en la corriente ecuatorial del norte y del sur que son de aguas cálidas. Y lo mismo podemos decir de la de California y la del Perú.